Me gusta ser mujer. Me gusta mirarme al espejo y verme fuerte, guapa, sana e ingeniosa.
Me encanta ser femenina, ser también sensible e inteligente, descubrir las cualidades de mi cuerpo y aprovechar sus encantos. Me gusta que me miren, que mi escote porte una delantera más imponente que la de la selección brasileira, que mis jeans provoquen más paradas que un portero argentino y que eso en nada demerite mi relación con las ideas.
Me gusta gustar y ser deseada. Me gusta jugar con mis sonrisas, con mis miradas, con el movimiento de mi cadera, pero me gusta también saber que tengo en el don de la fertilidad y que mi cuerpo está diseñado lo mismo para amar que para cargar vida.
Me gusta ser mujer porque hay prejuicios que no me inhiben. Porque puedo expresar mi feminidad con mi cuerpo, pintarme el cabello como se me dé la gana, maquillarme, vestir lencería provocativa, o montarme en zapatos altos, de esos que hacen que unas pantorrillas se antojen como collar. Me gusta ser mujer, porque aunque yo no lo haga, tengo el derecho de llorar desconsolada igual porque unas zapatillas que compré ya no me gustaron que por lo indignante de las muertes en Chihuahua.
Me gusta ser mujer porque no me pienso mejor ni peor que un hombre, sino porque me sé no su contra, sino su amiga, su compañera, su cómplice, su igual. Me gusta saber que puedo salir adelante y que puedo hacer las mismas cosas que ellos, pero embellecerlas por el simple hecho de que las hago yo. Me gusta saber que puedo ejercer el poder, desde una oficina, desde una tribuna, desde una cocina, desde una cama o desde cualquier parte. Que vivo en un mundo en el que las igualdades se conquistan, en que con los ovarios bien puestos, nadie nos gana sólo por traer colgando productos de Bachoco.
Me gusta ser mujer porque estoy viviendo un tiempo en el que el feminismo todopoderoso sea sustituido por un humanismo entre iguales. Me gusta ser mujer porque vivo una realidad distinta a la de muchas que todavía sufren discriminación, violencia, abusos. Me gusta ser mujer porque puedo hacer algo por ellas, aunque sea, reconocerlas y gritar que sólo estaremos de verdad mejor cuando todas las niñas, jovencitas y mujeres puedan pararse, mirar al frente y decir, con una sonrisa en los labios "Me gusta ser mujer".
